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El nerviosismo se confunde muchas veces con la ansiedad a pesar de que en circunstancias específicas, un poco de ansiedad es necesaria dentro de los niveles normales y no se puede considerar patológico ni anteponerle la palabra “trastorno”. Por ejemplo los nervios que se sienten antes de presentar un examen, o antes de enfrentar alguna situación de incertidumbre.

Si este estado de estrés prolongado no disminuye y por el contrario, se queda dejando una sensación de angustia, y preocupación constante por las múltiples labores que deben ser resultas en el campo laboral todos los días. Si la angustia y preocupación son persistentes en todas o alguna área específica de la vida como la laboral, familiar, social o de salud. Es momento de tratarla en psicoterapia antes de que la persona se aclimate a este estado que después de años, puede volverse crónica.

Cuando este estado “de alerta” o sensación de un miedo no especificado, ya comienza a interferir con la vida cotidiana, disminuyendo su calidad y funcionalidad, ya se puede considerar un problema que hay que tratar y analizar con un especialista en psicoterapia.

La ansiedad tiene muchos tipos y niveles. El trastorno de ansiedad generalizada (TAG); el trastorno obsesivo compulsivo (TOC); crisis de angustia, trastornos de pánico y ataques de pánico; fobias; hipocondría, etc. son solo pocos de los muchos de los trastornos clasificados dentro de los trastornos de ansiedad.

En casi todos los casos se trata de pensamientos no deseados, miedos y preocupación constante, que por lo regular no tienen nada que ver con un problema real. Como ejemplo en el caso de la hipocondría, la preocupación y miedo de tener o contraer alguna enfermedad grave nunca son reales. Es decir, en todos estos casos se trata de personas que gozan de una buena salud, así que el problema es exclusivamente psicológico.

En psicoterapia de tipo psicoanalítico, estas afecciones se tratan primero encontrando lo que originó la ansiedad (del tipo que sea). Descubriendo la causa, es mucho más fácil encontrar la cura.

Al igual que en muchos otros síntomas psicológicos, la ansiedad debe tener alguna razón que fue la que activó este estado de alerta que más adelante, ya no disminuyo, como sería lo esperado después de una situación de estrés extremo sino por el contrario, se quedó de forma permanente. La persona que lo padece, normalmente, no tiene ninguna pista consciente de qué fue lo que ocasionó los síntomas, cosa, que el psicoterapeuta podrá ayudarle a encontrar.

Una vez encontrando la causa, se podrá analizar, reelaborar y resolver de modo que los síntomas disminuyan hasta desaparecer completamente aumentando la salud y paz mental del paciente, así como subir la calidad de vida.